Una deliciosa receta de bacalao, clásica y sabrosa que yo creo que gusta a todo el mundo, en mi casa les encantó a todos incluso a los que catalogaban a este pescado en salazón, antes de comerlo, como 'algo correoso' :)))). Además de como plato es ideal para servir en tostas a modo de picoteo, es una receta que debe de guardarse en la categoría de imperdibles. Se nota que el bacalao es de mis pescados favoritos, ¿no?? :).
Ingredientes para unas 8 personas:
-una bacalada en salazón de aproximadamente 2 kg (ésta pesaba 1.700) o si no, migas de bacalao y nos evitaremos tener que desmigarlo después, pero no tendremos la piel que yo también la uso en la receta, eso ya es opcional
-2 cebollas medianas-grandes
-5 pimientos verdes italianos
-6 dientes de ajo+ 5 dientes más para sofreir el bacalao
-2 latas de pimientos del piquillo (18 pimientos) (pero he pensado que también tiene que estar muy rico con pimientos rojos asados en casa)
-1 lata grande de tomates enteros pelados o ya triturado, da igual
-1 brick pequeño de tomate frito
-2 cucharaditas de pulpa de pimiento choricero o si tenéis pimientos choriceros usáis su carne. Si no tenéis nada de esto, el pimentón de toda la vida y quedará riquísimo igualmente
-aceite de oliva virgen extra
-sal
Ponemos el bacacao a desalar en agua fría un día y medio más o menos, cambiando el agua cada seis horas y pasando por el grifo cada vez las tajadas. Cuando esté listo, separamos la piel (LA RESERVAMOS, LA VAMOS A USAR) y desmigamos el bacalao con cuidado de quitar las espinas.
Picamos menuda la cebolla y pimiento verde y lo ponemos a rehogar con un poco de sal un buen rato, hasta que esté bien tierno, unos 20 minutos.
En una sartén ponemos los 6 dientes de ajo muy picados con un buen chorrete de aceite y los pimientos del piquillo también muy picados y lo dejamos recocerse a fuego lento mientras se nos hace la cebolla y el pimiento verde.
Mezclamos ambas cosas y añadimos la pulpa de pimiento choricero (es bueno freirlo un poco en ese aceite de rehogar la verdura, coge más sabor), añadimos la lata de tomate, aplastando un poco los tomates enteros y dejamos cocer unos minutos.
En una sartén ponemos el resto de ajos bien picados y la piel del bacalao (para aprovechar su gelatina, en cuanto coja algo de calor ya la podemos picar o cortar con tijera), cuando los ajos estén dorados añadimos el bacalao y damos unas vueltas, que se haga ligeramente. Lo volcamos todo a la cazuela de la verdura, meneamos un poco más y rectificamos de sal. Si nos sabe ligeramente amargo (a veces sucede por el pimiento choricero) añadimos el tomate frito que le acaba de dar el punto perfecto de sabor.
NOTAS:
-mejora de un día para otro
-NO vale bacalao fresco para este plato!
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